Boda, bautizo y resurrección: final de Soy tu dueña
Fecha: 28/12/2010
Por: maruja
Univision.com
La felicidad reinó en Los Cascabeles
Ya sabíamos que en el ultimo capitulo Valentina (Lucero) se casaba con José Miguel (Fernando Colunga) Boda hubo y un bono doble fue ver el bautizo de los gemelos de los Dueños. Lo que nadie se esperaba fue la resurrección de Rosendo (Sergio Goyri) Pero ya lo dijo Doña Maruja, ése tenia mas vidas que un gato. ¿Qué es lo que mas te gustó del final de Soy tu dueña? No te olvides de ver otro especial “soy tu dueña y algo más”, este jueves, 30 de diciembre, a las 9pm/8 ct, por Univision.
Con más de 5 millones de leales televidentes, Soy tu dueña se ha convertdo en uno de los cinco prográmas más vistos de la television. Asi lo describió Carolyn Salazar en Fox News Latino. Desde Betty La Fea que Univision no tenía un programa con tanto rating. El capítulo del martes pasado superó en audiencia a NCIS (CBS) y el especial de Saturday Night Live (NBC). Con ese historial no es de sorprender que Soy tu dueña terminara con bombos, platillos...y mariachis.
Fue una boda ranchera, el novio vestido de charro, y la novia echándose un corrido junto con los mariachis. Yo no quería ver como en la versión anterior a La Dueña haciendo esperar al novio y llegando de pantalones a la iglesia. Por el contrario, Valentina lució exquisita y muy femenina en un vestido blanco de corte típico mexicano. Solo el escote era ultra moderno. Un lazo rojo vivo bordeaba el escote y ribeteaba la falda, haciendo juego con las poinsettias en su pelo. Lo único feo fue la escarapela debajo de la cintura.
La boda fue oficiada por el Padre Ventura y el Padre Justino (Arsenio Campos), que se disputaron de manera bastante poco cristiana el derecho de casar a los “Dueños. Las madres de los novios fueron las madrinas de lazo, y la novia interrumpió el servicio para cantarle a su nuevo marido. Ese interludio permitió la llegada de…
¡El Monstruo de la Mina!
Rosendo no estaba muerto y llegó con ganas de parranda. Explotar en una mina hace mal al físico, y el pobre venía con cara de chicharrón y más encima, cojo. Una pierna salió volando con la dinamita y la reemplazó una muy rudimentaria pata de palo. Cojo y todo, Rosendo no cambiaba y venía a echarse a su hijo y a su nuera. Por suerte estaba tan ocupando profiriendo amenazas que no reparo en que el síndico, por una vez hacia algo útil, y se fue en busca de refuerzos. Pero fue Alonso (David Zepeda) quien heroicamente saltó de las bancas de los invitados para reducir al peligroso despojo humano que era ahora Rosendo.
Tonto el Rosendo, porque en su afán revanchista solo consiguió terminar en la cárcel. No tuvo redención como Leonor (Jacqueline Andere) ni salida fácil como la suicida Ivana (Gaby Spanic). Pero Rosendo siempre tenía la última palabra. Esperábamos esas escenas típicas de capítulo final de telenovela en que el villano es apaleado, vejado o violado en el patio de la cárcel.
El Gavilán cojo llegó a la misma cárcel donde estaba el inválido Zamarripa (Tony Bravo). El falso licenciado ordenó a su pobre ahijado, que no escarmentaba y seguía haciéndole caso, que castigara al hombre que lo dejara en silla de rudas. Púes fue fácil hacerle la zancadilla a Rosendo y arrebatarle su pata de palo. Ahí, Rosendo gateaba buscando su prótesis proletaria mientras los presos lo vilipendiaban. Ahh, pero Rosendo se las arregló para agarrar su pata, usarla de arma para golpear al ahijado, tomar de rehén a Zamarripa, y pagarle sus honorarios, rompiéndole el cuello.
No, es que ahora hasta los presos le tendrán miedo al Gavilán, que es más fiero que la Bambi de Capadocia, y por eso ya lo pusieron en su celda de castigo aislado de todos, como un perro hidrófobo. La última imagen de Rosendo era acariciando una imagen labrada de su “dueña”. ¡Qué amor tan triste y obsesivo!
Los muchos usos de una cabaña
Ni triste ni obsesivo fue el amor de los Dueños y por eso, a un año de su boda, celebraban el bautizo de sus mellizos. La maestra Gaby (Marisol del Olmo) y Horacio (Eduardo Capetillo) fueron los padrinos de Cecilia Benita. Don Ernesto (Julio Alemán) y Doña Isabel (Silvia Pinal) apadrinaron a José Federico. Ceremonia muy bonita la que cerró esta gran novela.
El final vio a los “Dueños” con sus hijos en brazos, intercambiando besos ante su cabaña que de Love Shack pasó a ser la Cabaña de Hansel y Gretell, decorada con listones y bastoncitos de dulce. Esa cabaña que vio a los Dueños entregarse a la pasión mas lujuriosa; que sirvió para qué ambos lloraran su amor cuando lo creyera perdido, terminó siendo casa de juguetes de sus hijos. Una apropiada manera de redondear una historia de pasiones, odios y muchas maneras de amar. Felicitaciones a Nicandro Díaz y a su magnifico elenco por crear la historia del año.
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Por: maruja
Univision.com
La felicidad reinó en Los Cascabeles
Ya sabíamos que en el ultimo capitulo Valentina (Lucero) se casaba con José Miguel (Fernando Colunga) Boda hubo y un bono doble fue ver el bautizo de los gemelos de los Dueños. Lo que nadie se esperaba fue la resurrección de Rosendo (Sergio Goyri) Pero ya lo dijo Doña Maruja, ése tenia mas vidas que un gato. ¿Qué es lo que mas te gustó del final de Soy tu dueña? No te olvides de ver otro especial “soy tu dueña y algo más”, este jueves, 30 de diciembre, a las 9pm/8 ct, por Univision.
Con más de 5 millones de leales televidentes, Soy tu dueña se ha convertdo en uno de los cinco prográmas más vistos de la television. Asi lo describió Carolyn Salazar en Fox News Latino. Desde Betty La Fea que Univision no tenía un programa con tanto rating. El capítulo del martes pasado superó en audiencia a NCIS (CBS) y el especial de Saturday Night Live (NBC). Con ese historial no es de sorprender que Soy tu dueña terminara con bombos, platillos...y mariachis.
Fue una boda ranchera, el novio vestido de charro, y la novia echándose un corrido junto con los mariachis. Yo no quería ver como en la versión anterior a La Dueña haciendo esperar al novio y llegando de pantalones a la iglesia. Por el contrario, Valentina lució exquisita y muy femenina en un vestido blanco de corte típico mexicano. Solo el escote era ultra moderno. Un lazo rojo vivo bordeaba el escote y ribeteaba la falda, haciendo juego con las poinsettias en su pelo. Lo único feo fue la escarapela debajo de la cintura.
La boda fue oficiada por el Padre Ventura y el Padre Justino (Arsenio Campos), que se disputaron de manera bastante poco cristiana el derecho de casar a los “Dueños. Las madres de los novios fueron las madrinas de lazo, y la novia interrumpió el servicio para cantarle a su nuevo marido. Ese interludio permitió la llegada de…
¡El Monstruo de la Mina!
Rosendo no estaba muerto y llegó con ganas de parranda. Explotar en una mina hace mal al físico, y el pobre venía con cara de chicharrón y más encima, cojo. Una pierna salió volando con la dinamita y la reemplazó una muy rudimentaria pata de palo. Cojo y todo, Rosendo no cambiaba y venía a echarse a su hijo y a su nuera. Por suerte estaba tan ocupando profiriendo amenazas que no reparo en que el síndico, por una vez hacia algo útil, y se fue en busca de refuerzos. Pero fue Alonso (David Zepeda) quien heroicamente saltó de las bancas de los invitados para reducir al peligroso despojo humano que era ahora Rosendo.
Tonto el Rosendo, porque en su afán revanchista solo consiguió terminar en la cárcel. No tuvo redención como Leonor (Jacqueline Andere) ni salida fácil como la suicida Ivana (Gaby Spanic). Pero Rosendo siempre tenía la última palabra. Esperábamos esas escenas típicas de capítulo final de telenovela en que el villano es apaleado, vejado o violado en el patio de la cárcel.
El Gavilán cojo llegó a la misma cárcel donde estaba el inválido Zamarripa (Tony Bravo). El falso licenciado ordenó a su pobre ahijado, que no escarmentaba y seguía haciéndole caso, que castigara al hombre que lo dejara en silla de rudas. Púes fue fácil hacerle la zancadilla a Rosendo y arrebatarle su pata de palo. Ahí, Rosendo gateaba buscando su prótesis proletaria mientras los presos lo vilipendiaban. Ahh, pero Rosendo se las arregló para agarrar su pata, usarla de arma para golpear al ahijado, tomar de rehén a Zamarripa, y pagarle sus honorarios, rompiéndole el cuello.
No, es que ahora hasta los presos le tendrán miedo al Gavilán, que es más fiero que la Bambi de Capadocia, y por eso ya lo pusieron en su celda de castigo aislado de todos, como un perro hidrófobo. La última imagen de Rosendo era acariciando una imagen labrada de su “dueña”. ¡Qué amor tan triste y obsesivo!
Los muchos usos de una cabaña
Ni triste ni obsesivo fue el amor de los Dueños y por eso, a un año de su boda, celebraban el bautizo de sus mellizos. La maestra Gaby (Marisol del Olmo) y Horacio (Eduardo Capetillo) fueron los padrinos de Cecilia Benita. Don Ernesto (Julio Alemán) y Doña Isabel (Silvia Pinal) apadrinaron a José Federico. Ceremonia muy bonita la que cerró esta gran novela.
El final vio a los “Dueños” con sus hijos en brazos, intercambiando besos ante su cabaña que de Love Shack pasó a ser la Cabaña de Hansel y Gretell, decorada con listones y bastoncitos de dulce. Esa cabaña que vio a los Dueños entregarse a la pasión mas lujuriosa; que sirvió para qué ambos lloraran su amor cuando lo creyera perdido, terminó siendo casa de juguetes de sus hijos. Una apropiada manera de redondear una historia de pasiones, odios y muchas maneras de amar. Felicitaciones a Nicandro Díaz y a su magnifico elenco por crear la historia del año.
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